Danzando el agua al compás que marca la corriente pinta el
rojo atardecer el agua de infinitas tonalidades, dibuja campos y praderas irreales.
La luz en unos
minutos desaparece y con ella se lleva el efímero reflejo que estaba fotografiando. Todo ha desaparecido, recojo el trípode y la
cámara.
Ya no hay luz que me
interese.
Felicidades Pedro. Estamos Irene y yo comentando estas nuevas entradas y nos encantan. Viva la imaginación y por supuesto la belleza. Feliz año.
ResponderEliminargracias pepe, un abrazo.
EliminarBonitas de veras!
ResponderEliminarFeliz 14 Pedro!
gracias Paco. Feliz 2014 mucha luz, un abrazo.
EliminarFantásticos estos susurros.
ResponderEliminarsaludos